domingo, 4 de noviembre de 2012

Huelgas: un instrumento de presión pasado de moda.

Me enorgullece inaugurar este blog fruto de una broma entre colegas que se acaba haciendo realidad (algún día os contaré como). Unos cuantos temas me venían a la cabeza, pero me gustaría empezar con uno bastante actual y que el otro día me indignó asta puntos inimaginables: la utilidad de una huelga laboral.

Últimamente (y sobretodo éste último mes de Octubre) en Barcelona y su área Metropolitana hemos sufrido una maratón de huelgas de transportes públicos (Metro, Bus, Tren y en menor medida Taxi). Todo o en gran parte provocado por los recortes impuestos por el gobierno central. Entiendo el descontento, pero no entiendo la respuesta: huelga de servicios.

El pasado miércoles cerca de 1,2 millones de usuarios se vieron afectados por ella en toda el área Metropolitana, y lo peor es que ya van unas cuantas en pocos meses.
Y como siempre el ciudadano de a pie paga los platos rotos? Un caso es hacer una huelga y otra cosa es un acto de irresponsabilidad para con la sociedad pública. Me parece vergonzoso y lamentable la postura de los sindicatos de entorpecer con una huelga algo tan básico y necesario como el transporte público. Y no olviden que aquí hay crisis para todos, ustedes se habrán quedado sin paga de Navidad pero otros ni siquiera trabajan.
Realmente creerán los organizadores de tales huelgas que el ciudadano de a pie culpa de ella al Estado o la Generalitat? No se equivoquen, son ustedes los que están en el punto de mira social.

Porque no buscan otras maneras de protesta? Porque tienen que pagar justos por pecadores? Por no decir que estoy convencido que a las autoridades se la repampimfla (sí, he dicho un taco) que hagan huelgan o no. Porque asta donde yo se, no han conseguido nada.

Y puestos a fastidiar, porque no fastidian donde de verdad duele? O sea, en el bolsillo, porque no abren las puertas y generan perdidas al sector? Claro, es más fácil hacer una huelga, limitar al mínimo el servicio y reírse mientras ven como la gente llega tarde a sus trabajos, hospitales o donde quiera que vayan.

Algún día, me gustaría toparme con un convocante y hacerle sufrir el estrés y el agobio de ver cómo el Metro tarda 20 minutos en llegar, cuando llega está tan abarrotado que no puedes entrar [...] entonces miras el reloj, y ves que faltan 40 minutos para empezar tu jornada laboral  [...] te apresuras a buscar otro medio de transporte y te das cuenta que más de lo mismo [...] dos horas después llegas a tu puesto de trabajo enfadado, impotente, teniendo que dar explicaciones y pensando que la vuelta a casa será aún peor.

Mientras tanto, seguimos en vilo a la espera de futuras huelgas de transportes para este iniciado mes de Noviembre.

Seguidme si os apetece en Twitter  @jony_hendrix

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