viernes, 14 de marzo de 2014

Del Parchís a la calle




No es que sea un gran fan de los largos paseos al atardecer (ni al amanecer, por Barcelona, ni por cualquier ciudad), pero caminar y utilizar la calle para el desplazamiento de un punto "A" hacia un punto "B" es absolutamente necesario, e imprescindible, es un mal por el que todos debemos pasar. Pero que es lo más interesante de estos desplazamientos, pues como en todas partes, la gente.

Con el tiempo uno ya no sabe que pensar de la gente. Pero gente y pensar, se desvía un poco de lo que quería hablar, quizás en otra ocasión. Hoy me gustaría dejar patente la mermada capacidad de andar en grupos/manada que tiene una gran parte e la población en Barcelona (aunque probablemente  mundial).

No hace falta salir a la calle para ver como la gente ocupa toda la acera, pero solo saliendo y caminando por ella, podemos darnos cuenta de que el gentío acompañado o no, hace todo lo posible por ocupar el máximo espacio.

Comenzando por aquel personajillo que camina a solas por una acera, actualmente y cada vez más hablando por whats, podremos apreciar que tiene un comportamiento aparentemente "normal". Digo aparentemente normal porque en el momento que te aproximas por su espalda para intentar adelantar a dicha persona, cual piloto de formula 1 (o lo que sea) se encargará de tomar la trazada perfecta con el fin de que "¡jamás!" Puedas adelantarl@. Frente a este dilema solo queda hacer una salida rápida en un semáforo, o bien un juego de cintura, cual Leo Messi, para dejarlo sentado.

Cuando nos referimos a grupos la cosa se complica, como si se tratara del parchís, parece que siempre debamos llevar unos dados para sacar doble y romper la barrera. Un situación de los mas incomoda y difícil de superar. Este tipo de barreras humanas, o obstáculos con patas, es proporcional a los metros de amplitud de la calzada. Es decir si tu paseas por una acera estrecha, probablemente te encontraras parejas que te impidan el paso, solo con un poco de suerte uno de los dos se dará cuenta y tendrán la decencia de dejarte pasar. Lo complejo y el gran reto viene cuando la calzada es ancha, un estilo paseo de gracia, calle Aragón son el ejemplo perfecto. En este tipo de calles podremos disfrutar de barreras (casi futbolísticas) de hasta cuatro personas. El reto es mayor y más interesante solo apto para no cardiacos, o usuarios de un megazor que permita fácilmente chafar o saltar a dichas "personas", siempre y cuando no se muevan en eses, lo cual complica aun más cualquier intención de chafas o avanzar.

Pero esto tiene aun mas emoción cuando salimos de la calle y nos metemos en el metro y/o centros comerciales. Esto es solo apto para profesionales, aficionados mantenerse al margen. Imaginaos que os desplazáis por uno de estos pasillos de, de los lugares anteriormente mencionados. Camináis en vuestro mundo, obviamente hablando por whats o mirando simplemente el móvil, con una dirección, un destino en la cabeza, hasta que levantas la vista, por cosas del destino, o por no partirte la crisma bajando escaleras y descubres que ¡mierda! No puedes avanzar. No es que no puedas avanzar, si no que no puedes adelantar, por un lado viene gente (normalmente a toda velocidad como si tuvieran que salvar el mundo), difícil avanzar por posibles colisiones. Por el otro lado (en nuestro sentido), la poderosa barrera infranqueable (de infinitas personas),  te frustra cualquier intento de avanzar. El hecho de saltar esta formación impracticable es descartado inmediatamente, esta acción solo podría proporcionar unas cuantas risas por la más que improbable hostia. ¿La opción de chafarlas?  Imposible tu Megazor no puede acceder al interior del metro, estas solo y desesperado solo en el caso de ser Messi, Rossi o Vettel, podrás adelantarlas o regatearlas. Solo queda resignarse y agachar la cabeza con paciencia. Si dicha paciencia se agotara, tirale el móvil a la cabeza a alguien de la barrera, suele funcionar.

Mi consejo es claramente empujar y pasar, en el 90% de los casos funciona. Eso de toser ya no se lleva para llamar la atención. La educación era para tiempos mejores así que no os preocupéis. Probablemente y con suerte si empujáis, como mucho os insultaran, quizás os den alguna colleja, (si tenéis una suerte cojonuda quizás os disparen, quien sabe) pero que más puedes hacer frente a una defensa infranqueable.

Como norma general, este tipo de barreras podemos encontrarlo de formas muy varias en personas de todos los tipos, etnias, edades y géneros, lo que hay en común en estos son pocas cosas: la velocidad, siempre excesivamente lenta (curiosamente cuando tu mas prisa tienes), su desinterés por el mundo exterior más allá de sus narices (jamás descubrirán que ocupan toda la acera), y su habilidad para ocupar todo el espacio o moverse en eses mientras taponan toda la vía.

Para finalizar un consejo, llevar siempre  un poco de vaselina con suerte podréis resvalar entre sus posiciones sin llamar demasiado la atención. Si nos apuntaros/contratar a un equipo de rugby para hacer buenos placajes, de esta manera nos aseguraremos de que entiendan la lección para que no se repita. Recordar pueden estar en cualquier sitio, esperando, acechando, en escaleras mecánicas, en calles inmensas, centros comerciales. Solo queda decir buenas noches y buena suerte.

Y recuerda hay gente que porque sabe leer y escribir, cree que sabe leer y escribir.


domingo, 23 de febrero de 2014

El transporte público, la última frontera…




Centrándonos en ese método de desplazamiento utilizado por millones de personas diariamente, en grandes ciudades, en este caso el metro es básico y necesario (y con suerte hasta rápido).

Hablando del metro, me veo obligado a repasar esos millones de usuarios que cogen casi obligados diariamente este transporte. Esas personas que involuntariamente y accidentalmente se convierten en compañer@s de viaje.

Unos viajes que si no fuera por infinitos motivos, nos los podríamos ahorrar. Y por ahorrarse me refiero a todos aquellos momentos que no queremos compartir y que sin embargo por causa del azar y/o del destino, nos vemos obligados a compartir y entre compartir anda la cosa.

No se quien, ni como es el descarado que se atrevió a diseñar semejantes asientos que encontramos en el metro de Barcelona. No creo que sea el único al que le haya pasado, ni creo que sea el único que lo haya pensado y es que esos asientos no son para personas normales son como mucho para playmobils micromachines o en su defecto legos.

Unos asientos preparados para cuatro personas, que en lugar de ir cómodamente sentados (ya no digo anchos), parece que vayamos embutidos. Como si esos pasajeros se conocieran de toda la vida, nuestro metro, permite compartir espacios vitales con diferentes personas de varios tamaños, medidas y olores (especialmente esta última).

No os perdáis esos largos viajes de la línea roja de bellvitge a fondo donde podréis disfrutar de que un desconocido te embuta/chafe/restriegue cual lomo en un asiento del que si tienes suerte podrás escapar en tu parada. Este es el principal motivo por el que en nuestro maravilloso metro no se usan cinturones, disponemos del roce ajeno, de ese calor corporal y de esa presión como medida de seguridad delante de frenazos imprevistos. Se acabó el salir volando frente a paradas en seco (de conductores que se pasan la parada) o el agarrarse a las barras, ¡siéntese y embutase! ¡su país lo necesita!.

Como podemos ver nuestro metro además de los precios tiene un gran reclamo y un buen eslogan publicitario: “siéntase(o siéntese) como un lomo embutido”. Porque nuestro metro ya no solo vende viajes, si no también experiencias. Dentro de poco podremos comprar junto a la T-10, box experience por un módico precio.

Pero estas no son las únicas ventajas que tiene utilizar los asientos del metro. Con un poco de suerte tendréis el lujo de ser embutidos por dos personas (por el mismo precio) si os sentáis en cualquiera de los dos asientos del medio.

¿Pero que pasa si os sentáis en uno de los laterales? Aquí la experiencia mejora. Los laterales tienen un doble juego muy interesante, por un lado podrán chafarte tranquilamente invadiendo tu espacio vital (viene incluido en todos los packs), pero en el otro lado el que da a la puerta del metro (y solo si tenéis suerte), podréis disfrutar del culo de un amable pasajero rozándoos quizás el hombro o la cara. Quien sabe!

Con esto solo os animo a seguir cogiendo el metro y disfrutando de esos momentos de intimidad con desconocidos. Porque no se os ocurra coger el coche, disfrutareis de una cómoda intimidad pero….

Podeis seguirme en twitter @daniel09gimenez